Crear una empresa o iniciar una actividad profesional por cuenta propia o autónomo en España requiere de resolver una serie de cuestiones previas para cumplir con la normativa vigente.
A lo largo de nuestra experiencia como asesores fiscales hemos comprobado cómo surgen dudas habituales en torno a conceptos básicos como qué es el IAE, el CNAE, sus características y las principales diferencias entre ellos.
En este punto, encontrar un conversor de IAE a CNAE también nos puede ayudar a la hora de facilitarnos este código o códigos nacionales de actividad económica.
Diferencias entre IAE y CNAE
Pero antes de explicar cómo puede ayudarte un convertidor de IAE a CNAE debemos dejar claro qué significan ambos epígrafes y cuándo debemos usar uno y cuándo otro.
Pero antes de explicar cómo puede ayudarte un convertidor de IAE a CNAE debemos dejar claro qué significan ambos epígrafes y cuándo debemos usar uno y cuándo otro.
¿Qué es el IAE?
El Impuesto de Actividad Económica o IAE es un impuesto que grava la actividad económica de cualquier tipo y que forma parte del sistema tributario español. Está gestionado por los ayuntamientos.
Otro punto importante es que grava de forma directa la realización de cualquier tipo de actividad económica, tanto a personas físicas como jurídicas.
Su importe, a diferencia de otros impuestos, es constante independientemente del balance de la actividad.
Tu IAE determinará la actividad empresarial o profesional que vas a desarrollar y marcará tus obligaciones fiscales futuras, como el régimen fiscal en el que quedarás incluido, la manera de pagar tus impuestos (IVA e IRPF) y los libros contables obligatorios.
¿Todas las empresas están obligadas a realizar el pago del IAE?
No. Hay algunas excepciones. Las empresas exentas de este pago están recogidas en el artículo 35.4 de la Ley 58/2003 Ley General Tributaria, y son:
- Empresas con un volumen de facturación inferior a un millón de euros.
- Contribuyentes o personas físicas sujetas al Impuesto de la Renta de no Residentes que operen en España con un establecimiento permanente y que no superen el millón de euros.
- También están exentos de pagar el IAE los sujetos pasivos que inicien el ejercicio de su actividad en España durante los dos primeros periodos impositivos.
Sin embargo, todas las personas y entidades incluidas en el censo de empresarios, profesionales y retenedores deben declarar las actividades económicas que desarrollen, así como los establecimientos y locales en las que estas son llevadas a cabo.
Para darse de alta en el IAE se puede hacer de dos formas. Por un lado, de manera online si contamos con certificado digital; o acudiendo a la delegación de Hacienda más cercana para cumplimentar el trámite.
¿Qué es el CNAE?
El CNAE, por su parte, hace referencia a la clasificación nacional de actividades económicas que pueden desarrollar tanto empresas como autónomos.
Se trata de un código de cuatro dígitos que se obtiene desglosando los diferentes grupos establecidos.
Con el CNAE dividimos las empresas o compañías según sus características. Es un código que solo tiene valor a efectos estadísticos.
¿Están obligadas todas las empresas a tener una CNAE?
Sí. Y no solo las empresas, también todo tipo de sociedades e instituciones financieras para poder realizar un seguimiento de datos.
Con esta clasificación dividimos las empresas o compañías, según sus características, por tanto, este código solo tiene valor a efectos estadísticos sobre las empresas en general.
Si, en algún momento, la actividad económica de la empresa cambia también será necesario obtener un nuevo código, que deberá validarse ante un notario y con escritura pública en el Registro Mercantil.
Por tanto, ¿cuál es la diferencia entre el CNAE y el IAE? La CNAE no es un impuesto mientras que el IAE sí. Es tan solo un código utilizado en la vida empresarial de la organización. Se suele reflejar en los documentos de la Seguridad Social, mientras que el IAE se usa en la Agencia Tributaria.
Conversor de IAE a CNAE
En ocasiones, cuando conocemos nuestro IAE, puede que tengamos problemas para encontrar el código CNAE que necesitamos para nuestra empresa. Y viceversa.
Una solución a este inconveniente puede ser usar un conversor de IAE a CNAE o un conversor de CNAE a IAE.
Estos sistemas realizan la conversión a partir de los códigos del epígrafe que se les suministra, siempre que sean válidos en España. Eso sí, es imprescindible aclarar si realizamos una actividad profesional o empresarial.
Para conocer el CNAE correspondiente al IAE que tengamos, estos conversores que podemos encontrar de forma gratuita en Internet pueden ser de mucha utilidad y facilitarnos la tarea.
Porque es importante aclarar que, una vez que nos registremos en Hacienda con el IAE correspondiente, el siguiente paso será conocer el CNAE para darnos de alta como autónomo en la Seguridad Social.
Buscador para obtener el CNAE y el IAE
Si no conocemos el IAE y el CNAE que corresponde a nuestra actividad profesional o empresarial, la Agencia Tributaria española ofrece un servicio en su web dentro de la sección ‘Herramientas de asistencia virtual de IVA y Censos’.
Este servicio en concreto es un buscador que ofrece la propia AEAT para obtener el código CNAE y epígrafe IAE. La herramienta gratuita en cuestión se llama ‘Buscador de actividades económicas’.
La aplicación indica los epígrafes de las tarifas del Impuesto sobre Actividades Económicas y el código de actividad equivalente o CNAE que corresponde a cada actividad.
Además, es muy fácil de utilizar. Tan solo hay que introducir una palabra clave que haga referencia a la actividad a desarrollar y podemos acotar la búsqueda con alguna palabra más.
Conclusiones sobre convertidor IAE a CNAE
Aunque a veces determinar el código CNAE aplicable a una actividad o conocer el epígrafe IAE correspondiente puede ser toda una aventura, existen herramientas a tu disposición para conocerlos rápidamente, como el conversor de IAE a CNAE o el buscador de la AEAT.
Lo que está claro es que ambos códigos son dos elementos fundamentales dentro de toda actividad empresarial.
Debemos conocer sus diferencias y aprender a utilizarlos bien para no tener problemas a la hora de liquidar nuestros impuestos o no fallar en la contabilidad de la empresa.
