Pasado el periodo de presentación de la Declaración de la Renta, la figura del asesor fiscal cobra sigue cobrando protagonismo. Los continuos cambios a que la Administración somete las leyes tributarias y la complejidad de las mismas hacen que casi todo el mundo padezca dolores de cabeza cuando se pone a cumplimentar todo tipo de impuestos y termine por ponerse en manos de un experto.

Sin embargo, el asesor fiscal es mucho más que aquella persona que ayuda a cumplir con el Fisco, pues tiene otras muchas funciones.

¿A qué se dedica un asesor fiscal?

La labor del experto en Fiscalidad engloba muchos campos. Para empezar, debe estar permanentemente estudiando si quiere estar al día de las abundantes novedades legales que el Derecho Tributario incluye cada año, una tarea que debe compaginar con la atención a sus clientes, verdadera razón de su trabajo.

Y ello conduce a hablar de la función primordial del asesor: hacer que sus citados clientes consigan el máximo ahorro fiscal. Pero -y esto es prioritario- siempre dentro de la legalidad, como no podía ser de otra forma.

La razón de su actividad se basa en dos principios básicos.

En primer lugar, «Hacienda somos todos» (según rezaba el eslogan) y, por tanto, los ciudadanos tienen que cumplir con sus obligaciones tributarias. Es la única forma de, por ejemplo, tener buenos hospitales y médicos, que los niños reciban una educación de calidad o que se construyan carreteras modernas.

Pero, además, porque el fraude fiscal está sancionado con elevadas multas e, incluso a partir de una determinada cantidad de dinero, con penas de cárcel para el infractor (por cierto, que la última jurisprudencia defiende también el castigo al asesor fiscal).

No obstante, hasta aquí se ha tratado mayoritariamente de la relación del asesor fiscal con los particulares. Pero, si el asesor es necesario para estos, más aún lo es para los autónomos y empresas.

Estos, junto a sus obligaciones fiscales, tienen normalmente que llevar unos libros contables e incluso, en el caso de sociedades, presentar anualmente sus cuentas en el Registro Mercantil de su provincia, una labor nada fácil que casi siempre requiere de un experto asesor.

Ventajas para empresas y autónomos de contar con especialista en asesoramiento fiscal

Así, enlazamos con funciones más complejas del asesor, las que tienen que ver con el mundo de los negocios puesto que, si farragosa es la legislación para los particulares, más aún lo es para las empresas, ya sean estas un pequeño comercio o una pyme (sobre todo, respecto a estas últimas).

No obstante, para los autónomos, el experto fiscal es todavía más importante, si cabe, que para las empresas. Porque no debe olvidarse que los primeros responden de sus deudas con su patrimonio personal y un error grave ante Hacienda puede dejarlos en la ruina.

Tanto a ellos como a las pymes, el asesor ofrece dos tipos de servicio: elaborar su contabilidad, realizar sus declaraciones y cumplimentar sus libros o bien supervisar la realización de estos trabajos por parte de las empresas corrigiendo los errores y aportando sus consejos.

Sin embargo, en cualquiera de ambos casos, el asesor tiene varias obligaciones. Por llevar un orden diremos que la primera es desarrollar la oportuna planificación fiscal del negocio del autónomo o la empresa según sus obligaciones tributarias de tal modo que, siempre dentro de la legalidad, tenga que pagar lo menos posible o, al menos, lo haga de manera fraccionada y, en consecuencia, más cómoda.

También asesorar y, en su caso, cumplimentar las declaraciones que la empresa o comercio debe presentar a Hacienda, como por ejemplo, la gestión de aplazamientos del IVA. Y ello no solo hace referencia a la Administración Central, sino también a las autonómicas y municipales.

Esto conduce a otra función del asesor fiscal: la de representar a sus clientes en caso de inspecciones y en cualquier otra gestión ante la Agencia Tributaria, ya sea la simple entrega de un documento o una profunda revisión de sus cuentas a requerimiento del citado organismo. Y, en caso de que surjan problemas, proponer las soluciones más ventajosas para su asesorado, a veces incluso negociando con la Administración.

Por último, también son funciones habituales del asesor la planificación de lo más adecuado para su cliente en caso de transmisiones patrimoniales, la orientación a la hora de contratar un plan de jubilación o un sistema de ahorro y -en casos de comercio internacional- aconsejarle sobre cómo seguir las pautas de la legislación aduanera.

En definitiva, la tarea del asesor fiscal es amplia y compleja. Pero, en lo que respecta a sus clientes, siempre resulta ventajoso contar con él.

De hecho, en Ayce Consultores ofrecemos servicios de asesoría a un precio asequible para todos los bolsillos. En cualquier caso, siempre sale más cara la sanción a que puede enfrentarse el empresario si, aunque sea por error, no paga a Hacienda todo lo que la ley le obliga.