Estamos ante nuevos instrumentos que la reforma fiscal ha traído para fomentar el ahorro a largo plazo de los pequeños ahorradores.
Para ello, existen dos tipos de productos, las cuentas individuales de ahorro a largo plazo y seguros individuales a largo plazo con las siguientes características:
- Por un lado, la inversión por aportación se limita a 5.000 euros al año.
- Los planes sólo pueden hacerse efectivos por el total en forma de capital.
- Para que exista una exención de los rendimientos positivos es necesaria una permanencia de al menos cinco años desde la primera aportación, pero si se hace cualquier disposición antes del plazo de cinco años, el beneficio se pierde.
En este momento los tipos de interés están bajos, lo que se traduce en que con una inversión de 5.000 euros al año y a un tipo de interés anual del 2% podría alcanzar 100 euros de interés, y cuando a los cinco años se hayan depositado 25.000 euros, se alcanzarían 1.540,6 euros de intereses acumulados en esos cinco años si los tipos siguen en la misma línea, por lo que el beneficio fiscal real en ese lustro sería de 292,7 euros.
Este escaso beneficio fiscal y su no disponibilidad no los hacen especialmente atractivos, por lo menos con los tipos actuales.
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